En este post, exploraremos la importancia de la movilidad del hombro en pacientes que han sido sometidos a cirugía radical por cáncer de mama.
Después de la cirugía, muchas pacientes experimentan limitaciones en la movilidad del hombro, lo que puede afectar significativamente su calidad de vida.
Un estudio reciente (1) destaca la relación entre la fuerza de agarre, la intensidad del dolor y el grosor del músculo supraspinoso con la movilidad del hombro en estas pacientes.
Se incluyeron 165 pacientes femeninas con cáncer de mama unilateral que presentaban trastornos de movilidad del hombro durante la quimioterapia dentro de los 3 meses posteriores a la cirugía. Se evaluaron la amplitud de movimiento activa máxima del hombro, la intensidad del dolor a la movilidad, la fuerza de agarre y el grosor del músculo supraspinoso.
El dolor puede limitar la movilidad del hombro y afectar la capacidad de realizar movimientos completos. Por otro lado, el grosor del músculo supraspinoso también juega un papel crucial, ya que un mayor grosor puede estar asociado con una mejor función del hombro.
Entre todos los factores estudiados, los resultados destacan que el grosor del músculo supraspinoso y la fuerza de agarre son especialmente importantes para la movilidad del hombro en estas pacientes.
Estos hallazgos tienen implicaciones significativas para el cuidado y la recuperación de pacientes con movilidad limitada en el hombro después del tratamiento del cáncer de mama.
Por estas razones es importante incorporar a estas pacientes a un programa de entrenamiento de rehabilitación posterior a la operación para mejorar de manera precisa la función de la articulación del hombro.
Al comprender mejor los factores que influyen en la movilidad del hombro, se pueden implementar estrategias de rehabilitación personalizadas para mejorar la calidad de vida y la funcionalidad de estos pacientes.
Recuperar la movilidad del hombro es clave para una recuperación exitosa y una mejor calidad de vida después de la cirugía de cáncer de mama.